Por Rafael Enrique Correa
Comunicador y Director de La Revista Chocolate
En el último año, la ciudad de Nagua, en la provincia María Trinidad Sánchez, ha sido testigo de
un notable auge comercial con la llegada de importantes franquicias nacionales
como La Sirena, MercaJumbo, Farmacia
Hidalgo, GBC, Rico Hot Dog y Barra Payán, además de otras que ya están
en camino, como Domino’s Pizza.
A simple vista, este fenómeno representa progreso: más empleos, más movimiento
y una imagen urbana más moderna.
Sin
embargo, detrás de esa apariencia de desarrollo hay una realidad más compleja. No todas las franquicias operan bajo el mismo modelo ni generan el mismo
impacto. Algunas —como Rico Hot Dog, Barra Payán o Helados Bon, presentes en
Nagua desde hace más dos décadas— han sido adquiridas y son administradas por
empresarios nagüeros, lo que
significa que las utilidades permanecen
en la ciudad y se reinvierten en la economía local. Son ejemplos de
emprendimientos que, aunque usan una marca nacional, tienen rostro y corazón local.