Por Rafael
Enrique Correa
Comunicador y veedor ciudadano.
En Nagua, donde
tantas veces hemos alzado la voz por lo que no avanza, por lo que nos prometen
y no llega, hoy toca contar otra historia.
Una historia que merece atención, respeto y un aplauso. Porque cuando algo se hace bien —y de verdad bien— no solo hay que decirlo: hay
que celebrarlo.
Y eso es lo que
está pasando con el CUBO: el Centro Urbano de Bienestar y
Oportunidades que será construido aquí, en nuestra tierra, como el primero
de su tipo en toda la República Dominicana… y en Latinoamérica.
Sí, aquí, en
Nagua.
Sí, tú lo estás leyendo bien.
¿Qué es el CUBO?
Imagina un
lugar bonito, moderno, donde nuestros niños y adolescentes puedan aprender
inglés, italiano, computación, diseño gráfico, ajedrez, lenguaje de señas...
Un espacio donde se den talleres de lectura, de arte, de escritura, de
deportes.
Imagina que eso sea gratis. Imagina que esté en tu comunidad. Imagina que tu
hijo o hija, que no tiene computadora en casa, pueda ir allá y abrirse camino.
Eso es el CUBO:
una apuesta por la gente joven, por el talento, por la paz, por la educación.
Una idea moderna que se va a construir en Nagua como plan piloto, y si
funciona como debe, se replicará en otros municipios del país.
¿Quién lo está haciendo?
Esto no es un
invento ni un sueño suelto. El proyecto fue aprobado oficialmente por el Banco
Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
¿Y saben qué es lo más importante? Que ni el Estado dominicano ni el
Ayuntamiento de Nagua tendrán que sacar un centavo.
Eso significa que no será una carga para el presupuesto público, y eso, en
estos tiempos, es oro.
Aquí hay que
reconocer a dos personas:
- Junior
Peralta, alcalde
de Nagua, que empujó este proyecto, gestionó, tocó puertas y lo defendió.
- Hostos
Rizik Lugo, exdirector del BCIE y actual director de RD Vial,
que tuvo el papel clave de apoyar la aprobación en el banco.
Ambos hicieron
su trabajo, como debe ser. Por eso, hoy no se critica: hoy se reconoce.
¿Dónde y cuándo?
Se construirá
en una zona estratégica de Nagua, cerca de barrios populares que muchas veces
han sido olvidados. Barrios donde hay niños con talento, con hambre de aprender, pero sin
oportunidades reales.
La obra está en etapa de planificación y comenzará su ejecución entre
finales de 2025 e inicios de 2026.
¿Por qué esto importa?
Porque este es
el tipo de obra que no se ve todos los días, ni siquiera en las
capitales. Porque no es un monumento vacío ni una promesa electoral. Es una
infraestructura con propósito. Porque cuando tú inviertes en niños, tú estás invirtiendo en futuro, en
comunidad, en esperanza.
¿Qué va a cambiar esto?
Mucho. Imagina a una niña de Pueblo Nuevo que, gracias al CUBO, descubre el diseño
gráfico y termina siendo una profesional. Imagina a un adolescente de Las Quinientas que aprende computación y consigue
su primer trabajo. Imagina un espacio donde los jóvenes estén ocupados, enfocados, rodeados de
oportunidades y mentores. Esto no solo
educa. Esto salva vidas.
Aclaro algo,
para que no se malinterprete.
Mucha gente me conoce por decir lo que no avanza, por denunciar cuando el
pueblo se queda en espera. Lo hice, por ejemplo, con el tema del malecón, y sé
que algunos se sintieron aludidos. Pero así como critico lo que está estancado —aunque reconozco que en estos
últimos meses se ha estado trabajando día y noche— también reconozco lo que
se hace bien. Y este proyecto del CUBO lo aplaudo, y fuerte. Ahora bien, igual que lo celebro hoy, también le daré seguimiento hasta que
esté terminado.
Porque para eso fueron elegidos y designados: para gestionar, trabajar,
cumplir y servir.
El CUBO es más
que cemento y aulas. Es una muestra de que sí se puede gestionar con
inteligencia, sin politiquería barata. Que cuando hay voluntad, visión y transparencia, el pueblo gana.
Hoy no estamos
hablando de “ojalá” ni de “algún día”. Hoy hablamos de un proyecto aprobado,
financiado, planificado y en camino. Y eso, en este país, es motivo de alegría.
Así que cuando
usted vea que el CUBO comience a levantarse en Nagua, no lo vea como un favor
político. Véalo como una señal. Una señal de que vale la pena exigir, pero también vale la pena reconocer.
Porque a esto
vinieron.
A trabajar.
Y cuando lo hacen bien, lo decimos claro:
¡Trabajo bien hecho!
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Comunicador con 21 años de experiencia
Director de La Revista Chocolate
Especialista en temas sociales, económicos, culturales y turísticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ).
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