La basura, el humo tóxico y la visible falta de voluntad revelan una gestión que ha traicionado su responsabilidad.
La realidad presente es dura y visible en sus calles. Matancitas está hundida en basura, humo tóxico y abandono. No se trata de percepción, sino de un diagnóstico brutal: desechos acumulados en sectores completos; ausencia total de zafacones, rutas de recogida y planificación; perros realengos alimentándose entre los desperdicios; comunidades como Villa Progreso respirando humo negro todos los días; y la quema ilegal de plástico y residuos sólidos a cielo abierto convertida en rutina. Lo más alarmante de todo es que la administración local ha sido incapaz de ejecutar la función municipal más básica: la limpieza.
Esta situación no es solo inmoral; es completamente ilegal. La Norma NA-12 establece que ninguna persona podrá causar o permitir la quema a cielo abierto de residuos sólidos. La Ley 225-20 prohíbe expresamente la quema de basura. La Ley 64-00 ordena prevenir la contaminación del aire, del suelo y de las aguas. Y la Ley 176-07 obliga a las autoridades municipales a garantizar el aseo, la limpieza y la gestión adecuada de los desechos. En Matancitas se violan todas estas disposiciones. Pero lo más grave es que la autoridad llamada a impedir esas violaciones es la misma que las permite con su inacción.


