martes, 30 de septiembre de 2025

Cuando el turismo se sirve con arroz y mariscos: China y Samaná, una alianza de medio siglo



Por Rafael Enrique Correa
Comunicador y director de La Revista Chocolate
 
I. El aroma que quedó en lo alto
En los años setenta, cuando Samaná era todavía una joya escondida entre montañas y bahías, existía un restaurante peculiar en lo alto del pueblo. Le llamaban, simplemente, “El Chino.”
Desde su terraza se veía el puerto, los barcos pesqueros y el vaivén de la brisa que llegaba desde Cayo Levantado. El restaurante lo atendía una familia china que había llegado a la República Dominicana buscando paz tras la Revolución Cultural. Nadie sabía bien su historia. El padre, de ojos pequeños y sonrisa discreta, cocinaba un arroz que olía a hogar. La madre, con acento entrecortado, aprendió a decir “bendición” a los niños del barrio.

Con el tiempo, aquel lugar se convirtió en punto de encuentro de marinos, turistas y samaneños. No era un restaurante extranjero; era un pedazo de Samaná con sabor a oriente. Según cuentan los mayores del pueblo, el local quedaba cerca del antiguo mirador de Santa Bárbara, y por las tardes el humo del wok se mezclaba con el olor a coco y a mar.

Ahí comenzó, sin saberlo, la primera historia entre Samaná y China. Y lo más curioso: aquel restaurante sigue abierto hasta hoy, atendido por la tercera generación de la misma familia, quienes conservan las recetas originales de arroz con mariscos y el espíritu humilde de sus abuelos. 

hotelrestaurantchino

 
II. Medio siglo después
Casi cincuenta años más tarde, Samaná vuelve a mirar al Oriente.
Entre el 13 y el 15 de marzo de 2026, la provincia será sede de la Feria Turismo y Atracciones 2026, con China como país invitado de honor.
Hoteles, inversionistas, embajadores y empresarios cruzarán medio mundo para venir aquí, donde un día un humilde restaurante chino cocinaba arroz con mariscos para los vecinos.

El destino tiene ironías hermosas: Aquellos inmigrantes que en los setenta recordaban su tierra con nostalgia, hoy representan un legado que se transforma en diplomacia, turismo e intercambio cultural.
 
III. El espejo del desarrollo
Samaná es un escenario perfecto para este encuentro. Su historia mezcla razas, idiomas y religiones. Por sus playas llegaron franceses, cocolos, afroamericanos, cibaeños y claro, también los chinos. Cada quien dejó una huella en la música, la comida y el comercio.

Pero mientras celebramos esta apertura, conviene detenernos un segundo:
¿Hacia dónde miramos cuando decimos progreso?

Porque el desarrollo no debe ser un desfile de logos extranjeros sobre la pobreza local.
Debe ser un pacto entre quienes llegaron y quienes aquí nacieron, entre el visitante que invierte y el campesino que resiste.

El evento forma parte del calendario oficial del Ministerio de Turismo (MITUR), con miras a fortalecer las relaciones con Asia y diversificar la oferta dominicana más allá del modelo tradicional de sol y playa. Esa apertura económica puede ser una gran oportunidad, siempre que se acompañe de inclusión social, educación técnica y protección medioambiental.
 
IV. El equilibrio que nos toca defender
Es cierto: La relación comercial entre República Dominicana y China crece a pasos agigantados. Pero también es cierto que el comercio local —el colmado de la esquina y el productor dominicano— siente la presión de competir con estructuras que parecen invencibles.

Esa es la otra cara del progreso: cuando la globalización toca la puerta del pueblo, lo que se pone en juego no es solo el dinero, sino la identidad. Por eso este evento no puede verse como una pasarela económica, sino como una oportunidad para repensar nuestro modelo de crecimiento. No se trata de cerrar las puertas al mundo, sino de abrirlas sin perder el alma. Y en eso, los samaneños saben mucho: porque han aprendido a recibir sin dejar de ser.
 
V. Lo que Samaná puede enseñar
La historia de aquel restaurante chino debería inspirar a los organizadores de la feria.
Aquellos inmigrantes no vinieron con millones: vinieron con respeto. Aprendieron el idioma, criaron hijos dominicanos, pagaron impuestos y cocinaron para todos. Ese es el tipo de integración que construye país: la que se hace con corazón y trabajo, no con privilegios ni exoneraciones. Samaná puede mostrarle al mundo un modelo de convivencia real, donde el turismo no borre al campesino ni el inversionista al artesano. Donde el desarrollo se mida no por rascacielos, sino por la dignidad de la gente.
 
VI. Un cierre con destino
Tal vez su restaurante sea hoy distinto, con mesas modernas y luces led.
Pero su historia —silenciosa y tierna— fue la semilla de algo más grande.
Hoy, cuando los empresarios chinos preparan maletas para venir a la feria, me gusta imaginar que el espíritu de aquel cocinero mira desde la montaña y sonríe.
Porque, sin saberlo, fue él quien empezó este puente entre dos pueblos.
Y mientras el wok sigue encendido en el mismo restaurante que un día unió dos culturas, Samaná 2026 se prepara para escribir un nuevo capítulo de esa historia.
Porque el verdadero turismo no es el que llega y se va, sino el que deja raíces.
Y tal vez, cuando vuelva a oler a arroz frito en la montaña, sabremos que Samaná aprendió a crecer sin olvidar quién fue.

📘 Cápsula cultural: ¿Samanaense o samaneño? 
El gentilicio correcto de los habitantes de Samaná es samanaense, según el uso académico y los registros oficiales. Sin embargo, en el habla popular dominicana se emplea con frecuencia el término samaneño(a), más coloquial y cercano a la identidad local.

Fuentes y referencias 

·       Ministerio de Turismo de la República Dominicana. (2025). Calendario oficial de ferias internacionales 2025–2026. Recuperado de https://www.mitur.gob.do
·       Embajada de la República Popular China en República Dominicana. (2024). Relaciones bilaterales y acuerdos de cooperación. Recuperado de https://www.fmprc.gov.cn
·       Diario Libre. (2024, mayo 15). República Dominicana y China fortalecen lazos comerciales y turísticos. Recuperado de https://www.diariolibre.com
·       Oficina Nacional de Estadística (ONE). (2023). Perfil económico y turístico de la provincia Samaná. Santo Domingo: ONE.

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Comunicador con 21 años de experiencia. Director de La Revista Chocolate. Especialista en temas sociales, económicos, culturales y políticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ). Reconocido como una de las voces más activas en la promoción del turismo y el desarrollo comunitario de María Trinidad Sánchez y la Costa Norte, donde combina una comunicación rigurosa y comprometida con una narrativa cultural que conecta comunidad, diáspora e identidad dominicana.

 

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