jueves, 4 de septiembre de 2025

¿Puede un discípulo de Cristo ser político en República Dominicana?


Por Rafael Enrique Correa
Comunicador y Director de La Revista Chocolate 

No escribo esto como un juicio ni como una verdad absoluta. Es mi reflexión personal ante lo que vivimos en nuestra realidad dominicana. Me duele ver a tantos hermanos de la fe sumergidos en la política, convencidos de que allí está la solución de nuestros males. No hablo desde teorías, sino desde lo que observamos cada día en nuestro país.

En la práctica, la política dominicana está marcada por clientelismo, intereses particulares y luchas de poder. Muy pocas veces el centro ha sido el bien común. Y ahí nace mi inquietud: ¿puede un verdadero discípulo del Señor, alguien que vive bajo principios innegociables de verdad, integridad, justicia y servicio, mantenerse firme dentro de un sistema que tantas veces exige pactos oscuros, favores a cambio y silencios cómplices?

He visto a hombres y mujeres entrar con intenciones nobles, pero el sistema termina arrastrándolos. No porque carezcan de valores, sino porque la dinámica misma de la política empuja a ceder en lo esencial. La lógica política casi nunca coincide con la lógica de la fe:

  • El político busca votos; el discípulo busca almas.

  • El político promete lo que no podrá cumplir; el discípulo cumple lo que predica.

  • El político persigue poder; el discípulo procura obedecer al Señor.

Por eso creo que un cristiano que se mantiene fiel difícilmente puede ser un político “real” en nuestro país. No porque le falte capacidad, sino porque el sistema le pediría renunciar a su esencia. Lo que se gana en poder, se pierde en testimonio.

La verdadera misión del seguidor de Cristo no depende de un cargo público. Está en ser sal y luz desde donde el Señor lo coloque: en la familia, en la comunidad, en la iglesia, en la vida honrada de cada día. La esperanza del pueblo de Dios nunca ha estado en un partido, sino en Cristo mismo.

No pretendo imponer este criterio ni señalar con dedo acusador. Solo comparto lo que observo al comparar cómo terminan la mayoría de los políticos después de sus carreras y cómo, en contraste, suelen terminar los hombres y mujeres que se dedican a servir al Señor con fidelidad.

Y aun con todo lo dicho, no cierro mi corazón a la esperanza. Puede ser que ya exista un hombre o una mujer de Dios que esté en la política y se mantenga fiel, que con su vida y su servicio demuestre que se puede gobernar sin renunciar al Evangelio. Quizás yo no lo conozca todavía, o no haya visto de cerca su testimonio. Pero me gustaría encontrarlo, verlo en acción y, con su ejemplo —más que con sus palabras—, desafiar mi manera de pensar.

Que cada lector lo tome como una invitación a pensar y orar. Al final, no soy yo quien decide. La respuesta está en la fe y en la conciencia de cada uno.

“Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.”
(Mateo 5:13-14)

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Comunicador con 21 años de experiencia
Director de La Revista Chocolate 
Especialista en temas sociales, económicos, culturales y turísticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ).

 

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