lunes, 1 de septiembre de 2025

Obras a medias, pueblo a la espera: la otra cara de las inversiones en María Trinidad Sánchez


 

Por Rafael Enrique Correa 
Comunicador y Director de La Revista Chocolate

Nagua, R.D. – En Cabrera, una madre llega de madrugada con su niño enfermo; en El Factor, un anciano espera al especialista que nunca aparece; en Nagua, los pacientes hacen fila frente a un hospital que luce nuevo por fuera, pero vacío por dentro. Mientras tanto, se anuncian inversiones millonarias que no siempre llegan al pueblo en servicios reales.

Nuestros representantes anuncian con orgullo “más de ocho mil millones en obras” para la provincia. Ellos cortan la cinta, reciben los aplausos y aparecen en la prensa. Pero quien paga la factura es la gente común, la que se topa con salas bien pintadas y equipos modernos que no tienen quien los opere.

Se construyen hospitales, acueductos, avenidas y malecones. Se colocan equipos médicos, se montan laboratorios, se levantan estructuras. Todo esto luce impresionante en la fotografía oficial. Pero sin médicos de turno, sin enfermeras suficientes, sin medicinas en farmacia, cada inversión queda reducida a un edificio bonito que no responde a la urgencia de un pueblo.

Las inauguraciones son recientes: 2022, 2023, 2024, 2025. Cada año nos muestran cintas cortadas y titulares con cifras grandes. Sin embargo, el ciudadano que madruga para atenderse en un centro de salud descubre que la historia es distinta: largas filas, pocas manos y demasiadas promesas incumplidas.

En Cabrera, en Nagua, en San José de Matanza y en cada rincón de María Trinidad Sánchez. En el mapa aparecen como logros; en la vida diaria se sienten como pendientes. Obras que brillan en papeles, pero se apagan en la realidad cotidiana.

Porque en política muchas veces se construye más para el aplauso que para el servicio. Los números lucen bien en los discursos, las fotos circulan en redes, y cada acto de inauguración parece una inversión en la próxima elección. Pero el pueblo no vive de comunicados; el pueblo vive de consultas médicas, de camas disponibles, de agua potable en su casa, de un hospital que funcione cuando la vida depende de ello.

No escribo para restar méritos, sino porque me duele mi tierra. Porque sé que detrás de cada inversión hay un pueblo que sigue esperando. Mi voz no es crítica vacía, es el grito de un ciudadano que quiere ver funcionando lo que tantas veces se nos ha prometido.

La verdadera obra no está en el cemento ni en la pintura fresca: la verdadera obra está en la gente. Y hasta que no se cumpla esa parte, seguiremos a la espera, con la esperanza de que alguien dé la cara por María Trinidad Sánchez.

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Comunicador con 21 años de experiencia
Director de La Revista Chocolate 
Especialista en temas sociales, económicos, culturales y turísticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ).

 

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