Por Rafael Enrique Correa
Comunicador y Director de La Revista Chocolate
En el último año, la ciudad de Nagua, en la provincia María Trinidad Sánchez, ha sido testigo de
un notable auge comercial con la llegada de importantes franquicias nacionales
como La Sirena, MercaJumbo, Farmacia
Hidalgo, GBC, Rico Hot Dog y Barra Payán, además de otras que ya están
en camino, como Domino’s Pizza.
A simple vista, este fenómeno representa progreso: más empleos, más movimiento
y una imagen urbana más moderna.
Sin
embargo, detrás de esa apariencia de desarrollo hay una realidad más compleja. No todas las franquicias operan bajo el mismo modelo ni generan el mismo
impacto. Algunas —como Rico Hot Dog, Barra Payán o Helados Bon, presentes en
Nagua desde hace más dos décadas— han sido adquiridas y son administradas por
empresarios nagüeros, lo que
significa que las utilidades permanecen
en la ciudad y se reinvierten en la economía local. Son ejemplos de
emprendimientos que, aunque usan una marca nacional, tienen rostro y corazón local.
En
cambio, otras franquicias de gran escala, como La Sirena, MercaJumbo o GBC, llegan bajo estructuras
corporativas centralizadas desde Santo
Domingo, donde se concentra el capital, la toma de decisiones y la
mayor parte de las ganancias. En estos casos, el beneficio local se limita principalmente al empleo básico y
al dinamismo comercial inmediato, mientras las utilidades viajan fuera de Nagua, reduciendo el
flujo económico interno.
A
eso se suma la presencia cada vez más visible de grandes comercios asiáticos o “malls chinos”, cuyo crecimiento
acelerado también merece análisis, ya que operan con estructuras financieras
externas que poco aportan a la producción local.
En
este contexto, la pregunta clave no es si las franquicias son buenas o malas,
sino a quién realmente benefician y qué
modelo de desarrollo queremos para Nagua.
¿Un crecimiento que fortalezca lo nuestro o uno que nos haga depender del
capital externo?
Un contexto que merece reflexión
El
crecimiento acelerado de estas cadenas no ocurre en el vacío: se inserta en una
ciudad que, durante años, ha intentado encontrar
su propio modelo de desarrollo, equilibrando modernidad y raíces
locales.
Por eso, antes de juzgar si la llegada de las franquicias es positiva o
negativa, conviene mirar hacia atrás y recordar que Nagua ya ha hecho esfuerzos conscientes por fortalecer su
identidad económica y cultural.
Esa historia previa ayuda a entender por qué hoy el debate sobre el futuro del
comercio local no es solo económico, sino también emocional y simbólico: ¿Qué lugar ocupará lo nuestro en
medio de lo nuevo?
Un hecho verificable: Nagua ya intentó fortalecer su
identidad
En años
recientes, la Alcaldía Municipal de Nagua impulsó la campaña “NAGUA Marca
Ciudad”, una iniciativa orientada a posicionar la identidad local y
promover el orgullo nagüero a través de la cultura, el emprendimiento y la
creatividad.
El objetivo era claro: proyectar una ciudad con marca propia, con un
valor cultural y comercial diferenciado.
Por su parte,
la Cámara de Comercio y Producción de María Trinidad Sánchez ha jugado
un rol esencial en la formación y acompañamiento del sector productivo. Estos
antecedentes confirman que Nagua ya tiene conciencia de la necesidad de
proteger su identidad económica.
El reto ahora es convertir esas buenas intenciones en estrategias
sostenibles frente al avance acelerado de las grandes cadenas.
El problema: competencia desigual y pérdida de autonomía
local
Las franquicias
operan con modelos corporativos altamente estandarizados, respaldados por
grandes capitales, publicidad nacional y economías de escala. Esto les permite ofrecer precios más bajos y una visibilidad masiva. Mientras tanto, los empresarios nagüeros —pequeños y medianos comerciantes—
enfrentan una competencia desigual: alquileres elevados, acceso limitado a
financiamiento, poca capacitación digital y escasa presencia en redes o
plataformas de delivery.
El resultado es
un desequilibrio económico que amenaza con desplazar negocios
familiares, reducir la diversidad de la oferta y concentrar la riqueza en pocas
manos. Además, gran parte de las utilidades generadas por las franquicias se
transfieren fuera del municipio, lo que limita la reinversión local y
debilita el flujo económico interno.
Consecuencias visibles en la comunidad
- Cierre de
negocios familiares y pérdida de empleos locales.
- Aumento de
alquileres en las principales avenidas.
- Desplazamiento
del comercio tradicional hacia zonas menos transitadas.
- Dependencia
económica externa, que reduce la autonomía productiva del municipio.
En el centro de
Nagua, basta caminar por las calles para ver locales vacíos que antes
albergaban comercios tradicionales. Detrás de cada vitrina cerrada hay una familia que apostó por su pueblo,
una historia que forma parte de nuestra identidad económica.
Estos efectos
ya se han documentado en ciudades como San Francisco de Macorís y Santiago,
donde la expansión de franquicias sin políticas de equilibrio provocó el cierre
masivo de pequeños comercios.
En contraste, municipios de Brasil y México enfrentaron fenómenos
similares creando programas de apoyo a pymes y certificaciones de producto
local, con resultados positivos y sostenibles.
Propuestas
concretas de solución
Reactivar
y fortalecer la estrategia “NAGUA Marca Ciudad”
Convertirla en un plan permanente que promueva el consumo local, realice
ferias temáticas y crear la certificación “Producto Nagüero”, para
destacar los negocios auténticamente locales.
Apoyar a
la Cámara de Comercio como eje de capacitación
Utilizar el local cedido para ofrecer programas de formación en marketing
digital, gestión financiera y modernización empresarial, en alianza con INFOTEP
y universidades locales.
Política
municipal de incentivos y regulación
Establecer beneficios temporales en tasas municipales para comercios
locales que se modernicen, y regular la concentración de franquicias en
zonas específicas para preservar la diversidad comercial.
Fomento de
alianzas entre comerciantes locales
Crear cooperativas de compras, redes de distribución compartida y
campañas conjuntas que mejoren la competitividad frente a grandes
cadenas.
Monitoreo
ciudadano y transparencia económica
Establecer un Observatorio Económico Local, coordinado por la
Cámara de Comercio y universidades, que publique datos sobre aperturas,
cierres, precios de alquiler y empleo. Esto permitirá que las decisiones
públicas y privadas se basen en información real y verificable.
Educación
y consumo responsable
Incluir en los centros educativos programas que fomenten el orgullo por el
producto local y el valor del comercio de cercanía.
Ejemplos de referencia internacional
En Bogotá
(Colombia), el programa Bogotá Productiva Local capacitó y financió
a pequeños negocios afectados por la competencia de grandes superficies,
logrando su recuperación y reinvención.
En Curitiba (Brasil), la iniciativa Marca Local vinculó a
productores artesanales con el turismo gastronómico, fortaleciendo la identidad
y el consumo interno.
Ambos casos demuestran que el equilibrio entre franquicias y comercio local es
posible cuando existe liderazgo, información y políticas coherentes.
Llamado
ciudadano
Nagua tiene
todas las condiciones para lograr un modelo de desarrollo inclusivo,
donde el progreso no signifique desigualdad. Contamos con una identidad sólida, liderazgo empresarial y una población
trabajadora que ama su ciudad.
La llegada de
franquicias no debe verse como una amenaza, sino como un estímulo para
elevar el nivel competitivo del comercio nagüero, innovar y diversificar. El verdadero progreso no se mide por cuántas cadenas abren, sino por cuántas
familias locales logran crecer junto a ellas.
Hoy más que
nunca, autoridades, empresarios, instituciones y ciudadanos debemos actuar
juntos.
Nagua puede modernizarse sin perder su esencia.
Porque el alma nagüera no se vende: se fortalece.
________________________________________
Comunicador con 21 años de experiencia. Director de La Revista Chocolate. Especialista en temas sociales, económicos, culturales y políticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ). Reconocido como una de las voces más activas en la promoción del turismo y el desarrollo comunitario de María Trinidad Sánchez y la Costa Norte, donde combina una comunicación rigurosa y comprometida con una narrativa cultural que conecta comunidad, diáspora e identidad dominicana.
Las nuevas franquicias también han traído un nuevo plástico, un nuevo desecho sólido a la ciudad, que amerita un manejo sostenible, incluyendo la Responsabilidad Social Corporativa de dichas franquicias, que no sólo deben mirar beneficios económicos para sus bolsillos, sino también, impacto socio-ambiental, para la ciudad que les ha recibido con beneplácito.
ResponderEliminarMuy bonito el articulo,pero la realidad es que estamos en una economía de libre mercado,hay que prepararse para competir,en estos tiempos, nadie apoya porque sea un negocio local,la gente busca calidad,tanto en los productos,como en los servicios
ResponderEliminarComercio local :productos de mala calidad,falta parqueo,incluso ofertas que vienen de los propios fabricantes,los comerciantes de Nagua se la quitan.