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Un llamado urgente a las autoridades para que no solo sirvan alimentos, sino también respeto
Por: Rafael
Enrique Correa
Comunicador y veedor ciudadano
Comunicador y veedor ciudadano
Hoy pasé por la
calle Sánchez, justo frente a la bomba, donde está el Comedor Económico de
Nagua.
Y vi algo que me tocó.
Una señora
mayor, sombrilla en mano, temblando en la fila con su cantinita.
Un obrero, sudado, con su uniforme lleno de polvo, secándose con un pedazo de
cartón.
Mujeres, hombres, envejecientes… todos de pie, bajo el sol, esperando su
comida.
Y no es que estén
pidiendo.
Están accediendo a un derecho.
La comida llega, eso no está en discusión.
Este comedor
lleva funcionando más de 15 años.
Fue una gran obra en su momento, y lo sigue siendo.
La comida se sirve. La gente come. Eso está muy bien. Y hay que reconocerlo.
Pero el espacio
se quedó pequeño.
Antes, la gente entraba, se sentaba, se protegía del clima.
Ahora no. Ahora se espera afuera.
Y no estamos hablando de un fresco bajo una mata. Estamos hablando del sol
picante del mediodía en un país tropical.
¿Qué falló? Tal vez nada. Tal vez es solo que se está sirviendo más comida, que hay más equipo adentro, que se prioriza lo esencial: cocinar y entregar.
Y eso se agradece.
Pero… ¿y el trato? ¿y el cuidado? ¿y la dignidad?
No puede ser
que todos los días, envejecientes y trabajadores estén parados como
penitencia, tragándose el sol, mientras esperan una ración de arroz y
habichuela.
¿Y la solución? Más fácil de lo que parece.
No estamos pidiendo
remodelaciones millonarias.
No estamos exigiendo aires acondicionados ni salones amplios.
Estamos hablando de una lona azul. De un toldo sencillo. De un poco de sombra.
Eso se resuelve
con voluntad.
Con diligencia.
Con ganas de cuidar, no solo de alimentar.
A
quien le toca:
- A la Gobernación Provincial,
- A la Dirección
de Comedores Económicos en María Trinidad Sánchez,
- A
cualquier funcionario que tenga ojos y corazón:
Pasen por ahí
un mediodía.
Párense cinco minutos en la fila.
Miren. Escuchen. Sientan.
Y díganme si no se les mueve algo adentro.
Porque eso no
es justo.
Porque eso no es humano.
Cerrar los ojos ante esto, también es parte del problema.
Yo no escribo
esto para criticar por criticar. Lo escribo porque me importa.
Porque una carpa no cuesta tanto, pero la dignidad que devuelve, vale
mucho.
Pero el trato es lo que llena el alma.
Y la dignidad… esa no se negocia.
Comunicador con 21 años de experiencia
Director de La Revista Chocolate
Especialista en temas sociales, económicos, culturales y turísticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ).
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