lunes, 27 de octubre de 2025

La urgencia de una estación meteorológica en Nagua


La ausencia de una estación meteorológica en Nagua deja a la costa norte sin datos propios frente al cambio climático. En un territorio donde el mar define la economía, la vida y el futuro, la ciencia también debe tener puerto.


Por Rafael Enrique Correa
Comunicador y Director de La Revista Chocolate 

 El mensaje que despertó la pregunta

A las seis y cincuenta de la mañana, mientras el cielo de Nagua se aclaraba entre nubes de sal y canto de manglar, recibí un mensaje que me detuvo el café en la mano.
Era del Dr. Edwin Guzmán, presidente de la Asociación de Agentes y Empresas Inmobiliarias de la Provincia María Trinidad Sánchez (AIMTS).
Conocido por su visión de desarrollo urbano y ordenamiento territorial, me escribió algo breve, pero inquietante:

“Rafael, ¿tú sabías que Nagua no tiene estación meteorológica?
¿No crees que ya deberíamos tener una?”

La pregunta era sencilla, pero cargada de fondo.
¿Cómo puede una ciudad costera —que ha visto crecidas, tormentas y marejadas— vivir sin saber con precisión lo que ocurre sobre su propio cielo?
Esa duda, nacida de la conciencia de un ciudadano, se convirtió en esta investigación que busca responder si Nagua necesita —y merece— su propia estación meteorológica.

Qué es una estación meteorológica

Una estación meteorológica es un conjunto de sensores que convierte el cielo en datos.
Mide la lluvia, la temperatura, la humedad, la presión atmosférica y la velocidad del viento.
Algunas son automáticas, con paneles solares y transmisión en línea; otras son manuales, operadas por observadores.
Sus registros alimentan los sistemas de la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que utilizan esa información para emitir pronósticos, alertas y estudios sobre el clima.

En palabras simples: Sin estaciones activas, una ciudad vive a merced del azar meteorológico.

 

Dónde estamos parados

Hoy, Nagua no tiene una estación meteorológica propia ni operativa.
Las más cercanas se encuentran en:

·       El Catey (Samaná) – Aeropuerto Juan Bosch, a 26 km.

·       Arroyo Barril (Samaná) – estación aeroportuaria usada por ONAMET.

·       Cabrera – estación convencional en la Escuela Arístides Fiallo Cabral.

·       Río San Juan – estación voluntaria del Hospital Dr. Desiderio Acosta.

·       Puerto Plata (Gregorio Luperón) – estación aeroportuaria regional.

En un radio de 40 kilómetros, Nagua aparece en blanco en el mapa meteorológico nacional.
En materia climática, Nagua es un punto ciego en el radar del país.

 

Cuando el cielo avisa tarde

La reciente Tormenta Tropical Melissa, que dejó más de 120 milímetros de lluvia en menos de 12 horas sobre el nordeste, expuso una vieja vulnerabilidad.
En Nagua, varias comunidades se anegaron sin que existiera un registro local de precipitación o vientos.
Los pronósticos provinieron de Samaná y Puerto Plata, donde las condiciones eran distintas.

“En esos momentos uno no sabe si el mar está en calma o bravo”,
comenta un pescador de Matancita, mientras repara sus redes bajo un almendro.

En el litoral de Matancita, la pesca artesanal es el corazón económico de decenas de familias.
Pero los hombres del mar —que salen en botes a las cuatro de la madrugada— no cuentan con un sistema que les advierta si el viento aumentará o si se aproxima una marejada.
Un solo error de cálculo puede costarles su sustento… o la vida.

Una estación meteorológica con datos locales ayudaría a establecer alertas precisas para los pescadores, pronósticos de oleaje y condiciones marinas en tiempo real.
Sería una herramienta de prevención y dignidad laboral para quienes viven del mar.
Porque en Matancita, el mar no se teme: Se respeta.
Y para respetarlo, primero hay que conocerlo.

 

Cómo funciona una estación moderna

Las estaciones automáticas (AWS) son equipos compactos que trabajan día y noche.
Un pequeño mástil con sensores mide el viento y la lluvia; una caja digital registra cada cambio de presión y temperatura; y los datos se envían en tiempo real a plataformas como ONAMET o WeatherLink.

Modelos como la Davis Vantage Pro2 cuestan entre US$1,000 y US$2,000, con energía solar incluida.
Hay versiones comunitarias desde US$400, ideales para universidades o ayuntamientos.
ONAMET puede validar e integrar los datos de esas estaciones a la red nacional, lo que permitiría que Nagua aparezca por fin en el mapa meteorológico del país.

 

Por qué Nagua la necesita

Nagua vive entre el mar y los ríos.
Su terreno bajo, la cercanía con la costa y el aumento de lluvias por el cambio climático la convierten en una de las ciudades más expuestas de la República Dominicana.

Pero no solo se trata de riesgo.
Se trata de desarrollo, turismo y planificación urbana.

 

1. Seguridad y prevención

Una estación meteorológica sería un pilar para la Defensa Civil y el COE, permitiendo avisos más rápidos ante lluvias intensas o marejadas.
Cada minuto ganado en una alerta puede salvar vidas y propiedades.

 

2. Ciudad que crece sin datos

Nagua está creciendo.
Nuevas urbanizaciones, complejos turísticos y obras públicas se levantan sobre terrenos que alguna vez fueron manglares o zonas inundables.
Sin datos climáticos propios, las decisiones de construcción, drenaje o alcantarillado se hacen “a ojo”.
Con una estación local, el ayuntamiento y los ingenieros tendrían una base científica para planificar infraestructura resiliente frente a lluvias y mareas altas.

El arquitecto y urbanista Edwin Espaillat, consultado para este reportaje, lo resume con claridad:

“El desarrollo urbano de Nagua debe ir acompañado de mediciones constantes. No se puede diseñar una ciudad moderna sin entender el comportamiento de su clima, su terreno y su mar.”

 

3. Pesca y economía costera

La pesca artesanal de Matancita, Boba y La Entrada depende directamente del clima.
Una estación meteorológica permitiría crear un boletín diario del mar con información sobre vientos, oleaje y lluvias, mejorando la seguridad y productividad de los pescadores.
Además, los datos podrían integrarse con el Ministerio de Agricultura y proyectos de economía azul, fortaleciendo la sostenibilidad del sector.

 

4. Turismo y ciencia para el futuro

El turismo de la costa norte avanza hacia una nueva etapa.
Nagua, con su malecón en desarrollo, su Laguna Grí Grí cercana y su conexión con Playa Grande y Cabrera, tiene todo para integrarse a la ruta del ecoturismo climático y científico.
Una estación meteorológica sería también un atractivo educativo y ambiental:
los visitantes podrían observar en tiempo real cómo se mide la lluvia, el viento y el sol en una zona tropical.
Convertir el dato en experiencia es una forma de turismo moderno y con propósito.

 

Una alianza por un cielo propio

La instalación de una estación meteorológica en Nagua podría impulsarse mediante una alianza local entre:

·       Ayuntamiento de Nagua – espacio físico, energía y mantenimiento.

·       Defensa Civil y Cámara de Comercio – apoyo logístico y difusión pública.

·       UAPA, ITLA y UASD Nagua – capacitación técnica y análisis de datos.

·       ONAMET / INDOMET – validación e integración a la red nacional.

En un país donde las luces de una tarima duran más que los proyectos, una estación meteorológica sería el verdadero acto de grandeza.
Nuestros políticos tienen los medios, los presupuestos y el poder para hacerlo posible, pero rara vez la mirada para ver más allá del aplauso.
Y sin embargo, pocas obras hablarían tanto del amor por su pueblo como levantar aquí, en esta costa sin ojos, una estación que mire el cielo por nosotros.

Mirar al cielo con ojos propios

Tener una estación meteorológica significaría que Nagua puede medir su propio destino.
Que cuando el cielo se nuble, haya más ciencia que superstición, más datos que rumores.
Sería una forma de empoderar a la provincia María Trinidad Sánchez, uniendo tradición, conocimiento y modernidad.
Una estación en Nagua no solo observaría el clima: Sería el símbolo de una ciudad que decide entenderse a sí misma.

 

Reflexión final

El cambio climático ya no es una teoría: es un vecino que toca nuestra puerta cada temporada.
Pero cada herramienta de conocimiento es también un acto de esperanza.
Aquel mensaje matutino del Dr. Edwin Guzmán, presidente de la AIMTS, no fue casualidad: Fue una alerta del alma, un llamado a mirar hacia arriba con responsabilidad y fe.

Porque si logramos medir nuestra lluvia, nuestra brisa y nuestro sol,
estaremos midiendo también el valor que le damos a nuestra tierra, a nuestro mar… y a nuestra gente.

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Comunicador con 21 años de experiencia. Director de La Revista Chocolate. Especialista en temas sociales, económicos, culturales y políticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ). Reconocido como una de las voces más activas en la promoción del turismo y el desarrollo comunitario de María Trinidad Sánchez y la Costa Norte, donde combina una comunicación rigurosa y comprometida con una narrativa cultural que conecta comunidad, diáspora e identidad dominicana.


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