En la Costa Norte acaba de ocurrir algo que, aunque suene técnico a primera vista, tiene un impacto directo en el futuro de nuestra región. Universal Aviation y Aerodom inauguraron una nueva terminal privada en el Aeropuerto Internacional Presidente Juan Bosch, mejor conocido como El Catey. Y vale la pena detenerse a entender qué significa esto, porque no es una noticia más: Es una señal clara de hacia dónde se está moviendo el turismo en nuestra zona.
Un FBO, dicho de forma sencilla, es una terminal exclusiva para vuelos privados y ejecutivos. Es el lugar donde llegan los jets, donde se atiende a sus pasajeros con rapidez, privacidad y un nivel de servicio que no se ofrece en la aviación comercial. En el caso de El Catey, se trata de una instalación moderna de unos 300 metros cuadrados diseñada para recibir visitantes que buscan comodidad y un trato personalizado. La terminal cuenta con una sala de espera elegante, una terraza panorámica, áreas de migración y aduanas dedicadas, cocina ejecutiva y espacios para la tripulación. Todo fue desarrollado con estándares internacionales, bajo la dirección del arquitecto Rubén Merette y la constructora Abbot Puig, lo que demuestra que la apuesta es seria y bien pensada.
La ubicación del aeropuerto es fundamental para entender el alcance de este proyecto. Aunque se encuentra dentro de la provincia de Samaná, su posición en El Catey lo convierte en un punto estratégico para toda la región. Desde la ciudad de Santa Bárbara de Samaná hay aproximadamente 46 kilómetros, un trayecto de 50 minutos por carretera. Desde Las Terrenas la distancia es todavía más corta: Apenas 23 kilómetros, que se recorren en menos de media hora. Y hacia nuestro lado, Nagua se encuentra a unos 22 kilómetros, dependiendo de la ruta. Esto significa que, aunque administrativamente pertenezca a Samaná, en la práctica este aeropuerto funciona como la puerta de entrada natural para toda la Costa Norte, incluyendo a María Trinidad Sánchez.
Detrás de esta obra están Universal Aviation, una compañía de alcance global especializada en la atención de aviación ejecutiva, y Aerodom, operador de varios aeropuertos importantes del país. Ambas organizaciones han entendido que Samaná y su litoral están atrayendo un visitante distinto: Uno que busca privacidad, comodidad, seguridad y servicios personalizados. Ese tipo de viajero no quiere esperar en filas ni moverse por grandes terminales; prefiere procesos ágiles y espacios exclusivos. Y para captarlo, hay que ofrecerle infraestructura a su nivel. Esa es la razón de este proyecto: Posicionar a Samaná y a la Costa Norte en la liga del turismo premium del Caribe.
El impacto que esta inauguración tendrá en la región es profundo. En primer lugar, generará nuevas oportunidades de empleo. Un FBO requiere personal especializado en tierra, transporte ejecutivo, atención VIP, catering, limpieza de alto estándar y logística. Es una cadena completa que abre puertas no solo en Samaná, sino también en las comunidades vecinas que están a minutos del aeropuerto.
Además, cambia el tipo de visitante que llega a la zona. Un turismo que viaja en aviación privada suele dejar una mayor derrama económica: Come en restaurantes locales, se hospeda en villas exclusivas, contrata guías privados, consume arte, cultura y productos distintivos de la región. Es un visitante que valora y paga por experiencias auténticas, lo que beneficia directamente a emprendedores, artesanos, chefs, conductores, pescadores y pequeños negocios del litoral.
Este FBO también eleva el valor de toda la región. Cuando un aeropuerto da un salto de calidad, los inversionistas lo notan. Zonas como Las Terrenas, Cabrera, Río San Juan y Nagua se vuelven más atractivas para desarrollos inmobiliarios, hoteles boutique y proyectos turísticos que buscan estar cerca de un aeropuerto con servicios ejecutivos. Y aunque el edificio está físicamente en Samaná, María Trinidad Sánchez será una de las provincias más beneficiadas por la cercanía y el flujo natural de visitantes hacia su territorio.
Sin embargo, también es
importante plantear preguntas. ¿Cómo se asegurarán oportunidades reales para la
comunidad local? ¿Qué políticas se implementarán para proteger el medio
ambiente de la península? ¿Cómo se integrará este turismo premium con la
cultura auténtica que caracteriza a Samaná y a la Costa Norte? Porque el
desarrollo solo es progreso si mejora la vida de la gente y si respeta el lugar
donde ocurre.
El Catey no es solamente un aeropuerto. Es una puerta. Una puerta que ahora se abre hacia un turismo más elegante, más ordenado y, si sabemos gestionarlo, más sostenible. La Costa Norte está entrando en una etapa de transformación, y esta nueva terminal es uno de los signos más claros. Es un momento para prepararnos como región, para capacitarnos, para emprender y para aprovechar el impulso que está llegando. El turismo premium no es un lujo lejano; es una oportunidad concreta que acaba de aterrizar a unos pocos minutos de nuestras casas.
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