lunes, 28 de julio de 2025

El sargazo como desafío y camino de innovación en María Trinidad Sánchez

 

Foto fuente externa

Por Rafael Enrique Correa 
Comunicador y veedor ciudadano

 

Te voy a contar algo que me duele.
Porque a veces no basta con saber, hay que sentirlo. Y lo que está pasando con el sargazo en nuestras playas no es un problema de “un día feo en la costa”. Es una señal. Una advertencia. Una amenaza silenciosa a nuestro turismo, al sustento de decenas de familias, a nuestro orgullo natural.

Y lo más frustrante no es que esté ocurriendo. Lo más frustrante es que lo estamos dejando pasar.

 

¿Dónde está pasando?

En Playa Arroyo Salado, en La Entrada de Cabrera, específicamente en la playa del cementerio desde hace semanas se acumulan toneladas de sargazo. La historia se repite: aguas marrones, mal olor, turistas decepcionados, comerciantes con el corazón en la mano.
Negocios que veían hasta 200 personas un domingo, hoy apenas reciben una decena.
El 50 % de las ventas se ha perdido, y eso, en un pueblo costero, no es cualquier cosa.

 

¿Desde cuándo?

Aunque el Caribe lleva años batallando con esta plaga, en María Trinidad Sánchez el golpe ha sido más duro en este 2025. Este julio ha sido uno de los meses más críticos. Y según expertos en oceanografía, las corrientes seguirán empujando sargazo a nuestras costas hasta septiembre. Esto no es un fenómeno pasajero. Es una nueva realidad.

 

¿Quién lo dice?

Yasmín Evangelista, bióloga dominicana, ha dedicado años a estudiar este tema.
Y lo advierte sin rodeos: “El sargazo está causando un impacto serio en nuestras costas y afecta el turismo si no actuamos desde ya.” — Yasmín Evangelista, bióloga ambiental dominicana (El País, 2024).

Y lo más esperanzador es que ella no se ha quedado en la denuncia. Su equipo ha llevado a comunidades talleres para transformar el sargazo en algo útil: abono agrícola, bioplásticos, papel, materia prima. Sí. Lo que hoy es basura, mañana puede ser trabajo, ingreso, y orgullo local.

 

¿Qué están haciendo las autoridades?

Es justo reconocer que el Ministerio de Turismo ha tomado acciones visibles frente a la llegada del sargazo en María Trinidad Sánchez. En las últimas semanas, brigadas de limpieza han sido enviadas a varias playas, y se han realizado operativos para mantener en condiciones óptimas los espacios más concurridos por visitantes.

Sin embargo, la realidad en el terreno nos muestra que estos esfuerzos, aunque valiosos, resultan insuficientes ante la magnitud y frecuencia del fenómeno. El sargazo no avisa, ni llega una sola vez. Llega en oleadas, casi a diario, y eso hace que muchas de estas limpiezas, aunque bien intencionadas, pierdan efectividad rápidamente.

A día de hoy, no contamos con un plan provincial permanente ni con protocolos preventivos claros. Tampoco se han desplegado, de manera sistemática, estrategias de capacitación comunitaria que permitan a los comerciantes, pescadores y jóvenes locales ser parte activa de la solución.

Como medio comprometido con el desarrollo local, reconocemos el esfuerzo y aplaudimos toda intención de respuesta, pero también creemos que este desafío necesita una visión más integral y sostenible. El sargazo no es solo un problema de limpieza: es un fenómeno ecológico, económico y social que requiere educación, innovación, inversión comunitaria y articulación multisectorial.

 

¿Qué esperamos de las autoridades?

Como comunidad que vive del turismo, confiamos en que las autoridades competentes, especialmente el Ministerio de Turismo, continúen fortaleciendo su rol como aliados de las zonas costeras.

Esperamos que, en conjunto con los gobiernos locales y la sociedad civil, se implementen acciones como:

·       Limpiezas programadas y sostenibles en las playas más afectadas.

·       Instalación de barreras marinas para prevenir la llegada del sargazo a la costa.

·       Apoyo a pequeñas plantas comunitarias que procesen el sargazo y generen valor local.

·       Campañas informativas claras y responsables para los visitantes nacionales e internacionales.

·       Alianzas con científicas como Yasmín Evangelista, para que el conocimiento y la innovación lleguen directamente a las manos de la comunidad.

Este tipo de iniciativas consolidan la imagen de un destino comprometido con el medio ambiente y con su gente.

Porque proteger el turismo es más que atraer visitantes: Es cuidar lo que somos. Y cuidar a nuestra gente es el mejor camino para construir un futuro turístico sostenible.

 

¿Y qué podemos hacer nosotros?

Aquí van algunas propuestas que podríamos activar desde ya:

  1. Capacitar a los jóvenes, pescadores y comerciantes sobre usos del sargazo: compostaje, recolección, transformación artesanal.
  2. Crear una red provincial de respuesta al sargazo, donde participen las juntas distritales, empresarios turísticos, universidades y medios.
  3. Instalar pequeños centros de acopio en zonas afectadas para recolectar y tratar el alga antes de que se pudra en la playa.
  4. Incluir el tema en los liceos técnicos e instituciones como el ITLA, INFOTEP, UAPA y UASD con talleres aplicados al entorno marino.
  5. Promover una marca local: productos hechos con sargazo por manos de Cabrera, Nagua y Río San Juan. Porque de aquí también puede salir innovación.

 Esto que está pasando no es una moda ambiental. Es una sacudida a lo que somos. Porque el turismo no se cuida solo. Porque nuestra costa no es eterna. Y porque cada día que pasa sin actuar, es un comerciante más que cierra, una familia más que pierde, una oportunidad más que se escapa.

Pero todavía hay tiempo. El mar puede volver a traernos esperanza. Solo hay que remar juntos, con visión, con ciencia y con comunidad.

Y el momento de actuar es ahora. Llamamos a nuestro senador, a nuestros diputados, a los alcaldes de la provincia, a la Cámara de Comercio y Producción de María Trinidad Sánchez, a la Asociación de Hoteles y Restaurantes,

y también a los líderes del sector inmobiliario, porque lo que está en juego no es solo el presente de nuestras playas, sino el futuro de toda la economía costera y del desarrollo territorial.

Las inversiones inmobiliarias están en auge en nuestra provincia. Pero sin playas limpias, sin paisajes preservados y sin un entorno sano, el valor de todo eso también se erosiona.

Que este desafío no nos divida, sino que nos convoque. Porque solo juntos —autoridades, empresarios, inversionistas y pueblo— podremos convertir esta amenaza en oportunidad.

¿Quién da el primer paso?
Quizás tú. Quizás yo.
Pero que lo demos ya. Porque el mar no espera.

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Comunicador con 21 años de experiencia
Director de La Revista Chocolate 
Especialista en temas sociales, económicos, culturales y turísticos del noreste de la República Dominicana. Miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR). Miembro certificado de la International Federation of Journalists (IFJ).

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